lunes, 13 de noviembre de 2017

Experimentando

El viernes estuvimos haciendo varios experimentos.
Empezamos observando la diferencia de la velocidad que adquiere un objeto al caer dependiendo de su peso. Para ello cogimos un papel y un muñequito pequeño de plástico y llegamos a la conclusión de que el muñequito llegaba antes al suelo y que el papel tardaba un poco más. A raíz de esta práctica empezamos a hablar de los paracaídas y de su inventor Leonardo Da Vinci.
Posteriormente, cogimos un vaso de cristal e introducimos objetos que flotan y otros que no.

Esto nos llevó a plantearnos el problema de qué pasa cuando no son objetos sino líquidos, ¿qué pesa más, el agua o el aceite?

Y vimos cómo el aceite se quedaba encima del agua.
A continuación, hicimos magia con disoluciones. Cambiamos el color del agua (que no tiene color) echándole pintura de colores.

Y para terminar, metimos un huevo en un vaso de cristal y lo cubrimos de vinagre. Ahí lo dejaremos durante el fin de semana y el lunes veremos qué ha pasado.

Al introducir el huevo en vinagre, algunos niños/as se dieron cuenta de que el volumen de los objetos dentro de un líquido parece aumentar, pero en la realidad no ha sufrido cambio alguno. El huevo se veía más grande dentro del líquido pero cuando lo sacabamos mantenía el mismo tamaño.

Ya ha llegado el lunes, y después de dos días, sacamos el huevo del vinagre.

El huevo parece una pelota de goma.
Lo que ha ocurrido es que la cáscara del huevo está hecha de calcio, y el vinagre se lo va comiendo haciéndolo desaparecer.
Si lo hacemos botar en el suelo a una distancia de unos dos o tres dedos vemos que rebota. Pero si lo dejamos caer a mayor distancia del suelo...

Revienta, porque lo único que ha cambiado es la cáscara, el huevo sigue dentro.

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